Maestros somos todos : incluso quienes no lo somos Carlos Díaz

El contagio emocional de los valores del maestro / Maestro somos incluso quienes no lo somos /La antipatía es una simpatía desvirtuada /El maestro tú debes /La relación interpersonal en la escuela /El aprendizaje axiológico recompensa por sí mismo /Animo educativo, corazón pedagógico /2. El maestro modelo no es un jefe /O jefe, o maestro modelo / ¿por qué han de ser modélicos los maestros? / El genio del maestro /Necesita un maestro quien quiera ser maestros /Las flores del jardín escolar / Autoridad parresiaca: quien me cuida /Elevándome / Qué autoridad podría tener el maestro injusto? /Autoridad no es tolerantismo /3. El deber, palabra canibalizada en la escuela / ¿Por qué debo ir a la escuela? /Un querer a la altura del deber / Un hacer a la altura del deber / El valor del coraje /El deber: el ser humano entero / ¿Qué pasa con las normas / La necesidad de unos mínimos regulativos / ¿Qué dice la regla? / Educar en el orden Ayudar sin sustituir / No hay tiempo interior sin tiempo intimo / El orden, energía para el encuentro / Enseñar a obedecer / Demasiado Rousseau / Maestro "domador" no, gracias /Enseñar a abrir los oídos / Desobediencias infértiles y desobediencias fértiles / Enseñar a dominar los deseos / Deseos desenfrenados, deseo atrofiado /Con ternura y vigor / Paciencia y forja del carácter / Enseñar a descifrar lo visible y lo invisible / No hagas caso de ningún chismoso ni siquiera del tuyo propio / Oye las opiniones ajenas; sólo son opiniones / Para manejar la cámara de la conciencia mental y emocional / Enseñar a hacer contratos / Los contratos: respeto exigente, exigencia respetuosa Sin paternalismo / Algunas técnicas útiles para cumplir los contratos / Sancionar pedagógicamente / ¿Prohibido prohibir? / ¡Y, cuando digamos no, no cambiemos de parecer! / Las "reglas de la abuelita" / ¡Aunque me equivoque! / La empatía es la mejor medida del yo / Las claves del miedo / Afrontar las situaciones, sin huir / Contra el tal Murphy.

Esta obra es la de un hijo de maestros, maestro él mismo, y quiere ser un firme alegato en favor de la persona como ser capaz de aprender y de enseñar, actividades que requieren la figura científica y moral del maestro, su adhesión a una escala de valores, y su compromiso existencial con la humanidad. En palabras del autor: “Desde el primer día en que enseñé, quise siempre hacer crecer en humanidad a cuantos se cruzaban conmigo. Solo busco enseñar lo universal que puede brotar de lo contingente; no son primero las ideas y luego la vida social, sino al mismo tiempo, y por eso quien enseña para lo comunitario verdadero que hay en cada ser humano, funda comunidad. Por eso escribo, viajo, buscando a la humanidad. La escuela la hace el maestro. Afortunadamente los maestros hacen que sus alumnos sean más, de lo que hubieran sido sin ellos. La escuela para la comunidad, en tanto que escuela para la vida, solamente será posible si sus fundamentos tienen real solidez y van más allá de la inmanencia pragmática y rompen los muros de las aulas. Cuando se abre un aula con un buen maestro, la creación entera vuelve a latir.